viernes, 4 de mayo de 2012

Sintesis


La Guerra Civil Española fue un acontecimiento bélico nacional que, al participar los factores ideológicos, políticos y económicos que conmovían al resto de Europa en los años treinta, traspaso las fronteras de España y atrajo la intervención de países extranjeros que aprovecharon el conflicto para convertir al país en un campo de experimentación bélica, en los umbrales de la Segunda Guerra Mundial.

Las fuertes tensiones sociales derivadas del atraso económico del país habían generado un clima de insatisfacción de parte del pueblo hacia sus gobernantes quienes no habían podido alcanzar la estabilidad necesaria para avanzar sin sobresaltos en la evolución de la vida política. Las profundas diferencias políticas se sumaron al descontento social y crearon una situación explosiva que desembocó en el estallido de una terrible guerra civil que dividió y devastó España.

Antecedentes

La caída de la Monarquía

Después de la renuncia del general primo de Rivera (dictador de España desde el 13 de septiembre de 1923) el 28 de Enero de 1930, le sucedieron al frente del gobierno el general Dámaso Berenguer y el almirante Juan Bautista Aznar, pero ninguno de ellos pudo resolver los problemas internos a los que se agregaron los efectos de la crisis económica mundial, ni frenar los disturbios ocasionados de los intereses opuestos de los diferentes grupos sociales y fuerzas políticas.

Mientras tanto, la oposición republicana se había organizado mediante el pacto de San Sebastián en Agosto de 1930, al que se unieron los separatistas catalanes y los socialistas moderados. En este acuerdo se llego al compromiso de que al establecerse la república se presentaría un estatuto de autonomía para Cataluña y se buscaría entablar relaciones con las organizaciones obreras más importantes para traer el apoyo obrero a la causa republicana.

En las elecciones municipales celebradas el 12 de Abril de 1931, los partidos republicanos obtuvieron una gran mayoría. Ante esos resultados, rey Alfonso XIII decidió abdicar y partió para el exilio. La república había triunfado de una manera pacifica y democrática.

Carta de abdicación de Alfonso XIII

“Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvió no será definitivo porque siempre procuraré servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las mas criticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin duda erré yo alguna vez, pero se bien que nuestra patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil. 

No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa. Espero conocer la autentica expresión de la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real reconociéndola como la única señora de sus destinos.

También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el corazón de la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles.”

Alfonso XIII, Rey
14 de Abril de 1931

La segunda República

El advenimiento de la republica coincidió con la agudización en Europa de la crisis económica mundial. Simultáneamente, se acentuaba la tensión internacional ante una inminente nueva guerra.

El origen pacífico de la República permitía por un momento soñar en un régimen de todos y para todos, pero no existía la aceptación básica entre los españoles sobre el cual pudiera actuar un gobierno que fuera a la vez dinámico y representativo de un estado de opinión general.

La breve y agitada vida de la segunda República se divide en cuatro etapas: la fase fundacional (gobiernos provisionales y elaboración de la constitución), hasta diciembre de 1931; el bienio republicano-socialista (diciembre 1931- octubre 1933); el bienio radical-cedista (diciembre 1933- diciembre 1935); y el periodo del Frente Popular, desde febrero de1936 hasta la guerra civil.     

La república fue proclamada el 14 de Abril; la nueva constitución fue aprobada el 9 de Diciembre de 1931 por las Cortes Constituyentes, En esta  fecha también fue nombrado  Niceto Alcalá Zamora como presidente de la república y días después fue designado Manuel Azaña en calidad de jefe de gobierno.

Durante los dos primeros años de la segunda república, el llamado Bienio republicano-socialista (diciembre de 1931 a octubre de 1933), el gobierno busco la transformación económica, social y política de España, a través de las siguientes medidas:
  • La promulgación de una serie de decretos pendientes a corregir los abusos de los propietarios agrícolas, y la creación del instituto de reforma agraria destinado expropiar, las tierras de la alta nobleza.
  • La separación de la iglesia y el estado que incluía la disolución de las órdenes religiosas.
  • La reforma en la estructura del ejército. La reforma implicaba le reducción de las regiones militares de 16 a 8, y la abolición del Tribunal Supremo del Ejército y de la Armada (realizada por Manuel Azaña).
  • La promulgación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que facultaba a la región para constituir un gobierno de una antigua institución de origen medieval, la Diputación del General o Generalitat.    

La aplicación de las reformas encontró serios obstáculos de parte de las fuerzas conservadoras y del ejército. Los grupos de derecha decidieron organizarse en contra de las medidas gubernamentales y en marzo de 1933 formaron la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), bajo el liderazgo de José María Gil Robles, en tanto, cobraban fuerza los partidos de corte fascista, como las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) y la Falange Española (FE), creada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. Los miembros de estas organizaciones constituyeron grupos paramilitares uniformados que actuaban en las calles a imitación de los grupos de asalto nazis o a los fascistas italianos.

El nacionalsindicalismo, versión española del fascismo es representado por la JONS y la Falange, este poseía un nacionalismo exacerbado basado en una visión reduccionista de la historia que tenia sus raíces en la época de formación del Imperio Hispánico, durante el reinado de los Reyes Católicos.

Los partidos de derecha aprovecharon el descontento hacia las reformas del gobierno de Azaña, se disolvieron las Cortes y se convocaron nuevas elecciones donde obtuvieron mayoría de los votos generales de noviembre de 1933. El CEDA obtuvo el mayor número de escaños en las Cortes y el gobierno quedó en manos del Partido Radical Republicano. Comenzó así el llamado Bienio radical-cedista de la Segunda República (Diciembre de 1933 a Diciembre de 1935), durante el cual el gobierno tampoco pudo resolver los graves problemas del país y se limitó a intentar regresar a la situación existente antes de 1931. La política reformista del primer bienio fue desmantelada por una serie de decretos que constituyeron una autentica contrarreforma del conservadurismo que agudizó las tensiones sociales y políticas.

A principios de octubre de 1934, los partidos de izquierda esperaban que el presidente de la republica convocase elecciones, pero éste encargó a Lerroux formar un nuevo gabinete; en este se incluyeron tres miembros de la CEDA, de modo que la derecha llegaba al poder. Este hecho, al que se agregaban el crecimiento del desempleo y la amenaza del fascismo, dio origen a una insurrección obrera que estalló en Asturias en el mes de octubre, al tiempo que en Barcelona un movimiento separatista proclamaba el Estado Catalán ante el temor de que fuera anulado el Estatuto creado durante el primer bienio republicano.

Después de la revolución de octubre, el gobierno de Lerroux no pudo sostenerse; dañado por un escándalo de corrupción, perdió credibilidad y fue destituido. Se disolvieron de nuevo las Cortes y se hicieron nuevas elecciones.
  
Los grupos y partidos de izquierda se integraron en un bloque denominado Frente Popular. Esta organización política obtuvo mayoría en las elecciones de febrero de 1936, dejando atrás a la coalición de derechas denominadas Frente Nacional Antirrevolucionario y procedió a dar continuidad a las reformas del primer bienio republicano.

El nuevo gobierno se encontraba en una situación difícil, pues continuamente ocurrían incidentes desestabilizadores relacionados con la crisis europea y mundial de los treinta.

La disminución de la autoridad, el desplazamiento de la opinión hacia los extremismos, tanto de izquierda como de derecha, el temor producido por los anuncios revolucionarios, el desbordamiento de las masas y el caos de la vida económica son factores que concurren en la primavera de 1936 y que desencadenaran la Guerra Civil, en julio del mismo año.  

 La Guerra Civil

El nuevo gobierno español se encontraba entre el temor a la subversión social de las izquierdas y el miedo al golpe de Estado militar apoyado por las derechas.

El conflicto se inició la noche del 17 de Julio de 1936 (después del asesinato de José Calvo Sotelo), con el alzamiento de una fracción del ejército encabezada por los generales Mola y Franco, con el propósito de acabar con el gobierno republicano constitucional, dirigido en ese momento por la coalición izquierdista del Frente Popular. El bando sublevado representaba a las fuerzas de derecha, es decir, a la España rural católica tradicional de los grandes propietarios agrarios. Mientras que los campesinos reclutados en la Falange y los grupos carlistas (los llamados “requetés”) constituían al apoyo popular de los rebeldes. Los miembros de las clases medias favorecieron a uno u otro bando en función de su ubicación geográfica.

Los sublevados se autodenominaron “nacionales”, en referencia a su propósito de unificar al país bajo un gobierno central que enalteciera la patria castellana, recibieron -desde los primeros momentos y a lo largo del conflicto- el auxilio de tropas italianas y alemanas, además de suministros de armamento y municiones. Por su parte, la ayuda soviética y la oleada de simpatía que despertó la causa de la república en Europa y América  (En México particularmente) dieron paso a la formación de unidades de voluntarios extranjeros de diversas nacionalidades, denominadas Brigadas internacionales, integradas por soldados veteranos de la Primera Guerra Mundial, obreros, estudiantes o intelectuales que se trasladaron a España para luchar contra el fascismo.

Pero mientras la intervención nazi–fascista en apoyo de los sublevados fue inmediata, las fuerzas republicanas que defendían al gobierno democrático de España no pudieron contar con la ayuda de las potencias occidentales (Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña), que no parecían dispuestas apoyar la república por temor al establecimiento de un régimen comunista en España, decidieron adoptar una política de “no intervención” y pidieron que esta fuera secundada por las demás naciones, actitud que resulto en beneficio de los rebeldes.

El alzamiento se propagó por diversas regiones y ocupo numerosas capitales de provincia, pero no pudo tomar Madrid donde fue reprimido. Hacia los últimos días del mes de Julio, el país se había dividido en dos zonas mutuamente enemigas, división que más o menos se acomodaba al resultado electoral de los últimos comicios.

Una vez que el gobierno de las diversas localidades quedo en manos de los rebeldes, se formo en Burgos una Junta de Defensa Nacional, que actuó como dirección política y en la que Francisco Franco ocupo el mando con el cargo de jefe de gobierno del Estado. En este proceso fue muy importante la unificación de la Falange y las JONS en “una sola entidad política de carácter nacional”, cuyo jefe supremo seria Franco. Éste, para fortalecer su liderazgo, se hizo denominar “caudillo”, mientras los medios de propaganda comenzaban a difundir el lema “Una Patria, un Estado, un Caudillo”. De esta manera, la concentración de poderes era total y se configuraban un nuevo Estado de tipo autoritario, similar a los de Alemania e Italia.

A diferencia de la unificación política lograda por Franco en el bando rebelde, el gobierno republicano padecía divisiones internas y una situación de crisis evidenciada en los cambios de jefatura efectuados durante el conflicto. Desde los primeros días del alzamiento y conforme se sucedían las derrotas del ejército republicano, la autoridad central se debilito y no pudo contener los enfrentamientos entre anarquistas y comunistas que generaron divisiones intensas y ocasionaron la pérdida de la unidad política e incluso militar en el ámbito republicano, con consecuencias nefastas para la causa del gobierno constitucional.

En la primavera de 1937, los republicanos obtuvieron algunas victorias y los rebeldes decidieron centrar sus principales operaciones en la zona norte. El 26 de Abril, la Legión Cóndor de la aviación alemana ocasiono una brutal agresión contra la población de la cuidad vasca de Guernica, donde Hitler inauguro el devastador armamento que preparaba para hacer estallar una nueva Guerra Mundial; un par de meses después, Hitler dedicó un discurso a la Legión Cóndor:

“Camaradas, me siento feliz de saludarlos personalmente y teneros ante mi, porque estoy orgulloso de vosotros (…). Partisteis para ayudar a España en una hora de peligro y volvéis convertidos en aguerridos soldados. Vuestra mirada no sólo se ha dado cuenta de las proezas realizadas por los soldados alemanes en la primera guerra mundial; os habéis calificado para servir de ejemplo y convertiros en los instructores de los jóvenes soldados de nuestro nuevo Ejército. De esta forma contribuiréis a reforzar la confianza que tenemos en nuestro Ejército y en el valor de nuestras armas (…). Habéis visto con vuestros propios ojos el terrible destino de España y las espantosas destrucciones que ha sufrido. Y habéis combatido, finalmente, a lado de vuestros camaradas italianos, bajo las órdenes de un prestigioso jefe militar que jamás dudó de la victoria y bajo cuya dirección deseamos un nuevo renacimiento al noble pueblo español.”

Adolf Hitler
Berlín, Alemania, 2 de Junio de 1939 

En representación de la brutal agresión que recibió la cuidad vasca de Guernica el 26 de abril, Pablo Picasso creo una obra denominada la “Guernica” que muestra lo sucedió ese día. En él, Picasso quiso reflejar su particular visión del horror de las guerras fratricidas. Esta obra fue pintada en mayo y junio de 1937. Fue realizado a petición del gobierno de la República Española para poder ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición internacional de 1937 en París.

Para octubre, las tropas rebeldes habían logrado dominar la zona norte con excepción de la porción noreste (Cataluña) y ocupaban una franja de territorio que, por el oeste, se extendía hasta el extremo sur de la Península Ibérica.

A finales de 1937, los republicanos obtuvieron una gran victoria en Teruel, pero esta ciudad cayó en poder de los rebeldes en febrero del siguiente año. Entre marzo y julio de 1938, se llevó a cabo la operación Aragon-Mediterraneo, que constituyó un avance de las tropas “nacionales” hacia el mar y significó la partición del territorio republicano en dos zonas desiguales. En los siguientes meses de 1938 se llevó a cabo la batalla del Ebro, que resultó ser una campaña de desgaste contra el ejército republicano, cuya derrota dejó despejada la ruta para que los sublevados pudieran avanzar hacia Cataluña, lo que significaba prácticamente el triunfo definitivo de las fuerzas rebeldes.

Ante la inminente derrota, en noviembre de 1938, Juan Negrín (jefe de gobierno desde mayo de 1937) buscó una paz negociada y emitió una propuesta de condiciones mínimas: garantía de independencia española, derecho del pueblo a escoger su propio gobierno y renuncia a las represalias. Sin embargo, estaba claro que era inútil cualquier intento de negociar con Franco una paz con condiciones, pues el caudillo pretendía la aniquilación total de la República.

El 28 de marzo, las tropas franquistas entraban en Madrid y tres días más tarde caían las últimas plazas leales al gobierno republicano. La republica se dio por terminada el 1 de abril de 1939; la republica se desmoronó y sus representantes huyeron al extranjero, estableciendo un gobierno republicano en el exilio. Pero el fin de la guerra civil no significó que España recuperara la paz. Al establecerse en todo el país el gobierno de Franco, dio comienzo una etapa de atroces represalias en contra de los vencidos; sólo quedaron a salvo de la represión los que marcharon al exilio y de éstos particularmente los que marcharon a América precedidos por los niños que durante la guerra habían sido enviados a México; los exiliados que se dirigieron a Francia se salvaron sólo de forma momentánea hasta que este país fue ocupado por los nazis.

Consecuencias

La principal consecuencia de la guerra civil española fue la gran cantidad de pérdidas humanas (casi 1 millón), no todas atribuibles a las acciones propiamente bélicas y sí muchas de ellas relacionadas con la violenta represión ejercida o consentida por ambos bandos, entre las que se pueden incluir las muerte producidas por los bombardeos sobre las poblaciones civiles.

En el aspecto político, el resultado fue el brusco cambio de gobierno emanado de las urnas electorales a otro surgido de las armas; es decir el final de la democracia para dar pasó a una férrea dictadura que se prolongaría hasta la muerte de Franco en 1975.

Las principales consecuencias en el plano económico fueron: perdida de reservas materiales y financieras, disminución de la población activa, destrucción de infraestructura, disminución de la producción y reducción en el nivel de ingreso. La mayoría de la población española padeció durante la contienda y por las siguientes dos décadas, los efectos del racionamiento y la privación de bienes de consumo. El Plan Marshall, que después de la Segunda Guerra Mundial ayudó en la recuperación económica de otros países europeos, no se hizo extensivo a España debido a que el régimen franquista debía su triunfo a la ayuda nazi-fascista.

La Guerra Civil Española, con todas sus brutales implicaciones para la población y el desarrollo político y económico del país, parecía constituir el preámbulo de la nueva guerra total que amenazaba al mundo entero, un conflicto que colocaba a las naciones occidentales en la disyuntiva entre el terror rojo y la amenaza fascista, una guerra cuyo desarrollo y pavoroso desenlace final, fundamentarían los cimientos de la etapa histórica que hoy llamamos “mundo actual” 










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